El primer creador es la fuente de vida. El fuego del creador es el líquido que corre por todos los seres y les da energía. Mientras que ninguna experiencia carece de valor, el recordar y experimentar la reunión con el primer creador debe venir finalmente de adentro. Las experiencias en el continuo tiempo- espacio y en el plano material lo atan a uno a la cadena de causa y efecto de esas experiencias. El primer creador es lo que está dentro y no depende de ninguna forma o estructura externa las cuales son también primer creador. El ser que sabe esta verdad es puesto en libertad porque ¿de quién o incluso de qué puedes ser dueño cuando sabes que la fuente de todo está dentro de ti?
Las leyes que gobiernan los lazos de energía son correctas y útiles en los planos materiales. El átomo se mantiene unido mediante las leyes de polaridad: la carga eléctrica. En el campo de la biología las polaridades como la vida y la muerte, el principio y el fin. Se traducen como limitación, contradicción y finalmente la ilusión de la muerte. En términos de psicología, las leyes de la materialización dan origen al ego. El ego es una entidad ficticia que posee las sensaciones de temor, vulnerabilidad y una necesidad de protegerse y defenderse a sí mismo. En el momento que el ego de la personalidad se identifica con cualquier estructura de pensamiento, busca conservar esa identidad así como la roca busca quedarse como roca.
Con el fin de mantener su identidad con la estructura de pensamiento escogida, el ego inmediatamente empieza a definir su identificación con la de otros egos. Por eso empieza a producir sistemas de juicio interminables para poder apoyar esas identidades ficticias. A medida que la personalidad continúa con sus definiciones, se olvida de la verdadera naturaleza y empieza a vivir en el temor de perder esa identidad ficticia que realmente nunca tuvo. De esta manera, el primer creador juega al escondite consigo mismo.
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